Las pesadas cadenas de la gloriosa muerte sostienen la fórmula secreta
Aquel viejo cántico de los anacoretas en la montaña azulada surge otra vez
Es suya la creación del mal que se esparció para no ser absorbido por ellos
Se ha ido muy lejos hacia el ocaso, se ha desperdiciado mucho el tiempo
.
El sempiterno aroma de las rosas podridas es lo única que hay por descubrir
En un ir y venir se puede adorar a la santidad que yace en el abismo eterno
Y no será lo mismo cuando el fénix haya alcanzado la perfección sempiterna
La amnistía no bastará, los oscuros corazones se quebrarán al instante
.
¿Qué se puede hacer, señor sin rostro? ¿No va a quedarse un poco más?
Le suplicamos que nos ayude en nuestra labor, que tome el cuchillo
Aquí en este mundo donde todo es dolor, donde no brilla más el sol
Debemos matarnos sin piedad, sentir el filo en nuestros vientres
.
Los tres agujeros se yuxtaponen y difuminan el paisaje del suicidio
Es un engaño vil, una máscara para ahorrarnos la reflexión sublime
En los eones de la desgracia se puede vislumbrar la poesía del fracaso
Y, con ella, debemos precipitarnos sin pensarlo hacia sus cálidos brazos
.
La gelidez de esta habitación me hace dudar, ¿será acaso un sueño?
Ya no sé si soy dueño de mis pensamientos, si puedo aún respirar
Se torna tan complicado resistir la desesperación de existir aquí
Aprieto la navaja, pero los anacoretas no aparecen por ninguna parte
.
La montaña luce cada vez más deteriorada, las nubes se sobreponen
El espectro de la melancolía viene para concederme sus honores
El piano fúnebre me consuela, me incita a consumir aquellas pastillas
No sé si quiero, ni siquiera sé si puedo aún esperar por su llegada
.
Una sinfonía mal recibida, una simple operación mal realizada
Un día más en esta vomitiva realidad, en mi vida sin sentido
Divagando en ensoñaciones de diamantes olvidados por la muerte
Pudriéndome en esta fantasmal prisión tan patéticamente decorada
…
Nostálgica Contradicción