Si pudiera volver atrás, indudablemente mataría a mis padres, pues solo así podría poner fin a esta delirante paradoja existencial de infinito sufrimiento. Y es que ya nada me importa ni nada quiero, nada sino sencillamente olvidarme de que existe un mundo como este donde el sexo y el dinero significan todo.
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Y pasa que, por alguna inusitada razón, siempre las personas más interesantes son los suicidas, los asesinos, los locos o, extrañamente, los muertos. Los otros, los vivos, realmente no tienen nada importante qué hacer o decir más allá de la execrable cotidianidad de sus patéticas vidas.
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No podía dejar de pensar en lo aburridas y tontas que me parecían las personas que querían vivir; es decir, la gran mayoría de la patética raza humana. Además, ¿para qué querían hacerlo? Es decir, sus vidas eran algo de lo más irrelevante; algo que podía fácilmente ser vomitado o defecado y a nadie le afectaría en lo más mínimo.
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Si dios realmente ama tanto a la humanidad como algunos imberbes dicen, entonces que se digne en mandar un diluvio eterno. ¡Que arda todo lo que hoy es en el fuego sempiterno del infierno y que los monos parlantes que infectan esta tierra sean masacrados un millón de veces hasta que de sus mentes brote algo que no sea una mentira!
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Mientras sigamos existiendo, todo será insoportable. La única manera de poner fin a tal martirio es cruzando el umbral de la sublimidad máxima: el del suicidio. ¿Qué más esperamos si no es esto? ¿Por qué seguimos respirando si no es para morir eventualmente? ¿Qué sentido tiene posponer siempre algo que sabemos llegará irremediablemente? ¡Qué tontos somos y cómo nos encanta nuestra propia estupidez! Nos sentimos cómodos en ella y hasta sonreímos con vivificante ignorancia ante la incertidumbre, pero no podemos comprender que todo lo que hacemos carece de valor y que experimentamos esta vida únicamente para sufrir, procrear y matar. Y quienquiera que no acepte estas condiciones, no tiene otro camino más que abrazar a la nada y vaciar su sangre en el desierto.
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Catarsis de Destrucción