No eres como ellos, eres mucho más especial. Yo sé que eres aquello que la humanidad jamás podrá entender ni ser, pues tu esencia es más elevada y sublime que la de cualquier otro banal ser.
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Cuando la guerra que luches te provoque heridas, las curaré, lo prometo. Sin embargo, no pelearé tus batallas, solo seré tu apoyo incondicional. Estaré contigo mientras tú así lo quieras, pero prometo alejarme de ti para siempre si es que no soy yo el amor de tu vida.
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Nunca podría olvidarte, no sin torturarme a mí mismo, pues has de saber que me he vuelto adorador de tu alma, tu cuerpo y tu mente, y que todo lo demás ya me sabe a muy poco.
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Eres el más bello sueño de la más exquisita sublimidad: tan perfectamente onírica. Eres la encarnación más perfecta de todas mis utopías, el origen de todas mis vidas y el final de todas mis muertes.
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Si pudiera cambiar todos los momentos de felicidad que me has conferido por brindarte un alivio permanente, lo haría sin duda alguna. Aunque me hundiera en el mar de la tristeza infinita, preferiría amarte sin condiciones, pues sé que tal vez te hallarías muy lejos de mí… Ahí en un lugar donde no podría alcanzarte, donde tan solo podría admirarte desde mi humano infierno como el más bello y resplandeciente sol que ilumina mi deprimente vida.
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Eres el más asequible deleite para mi espíritu, pues representas esa divina figura tan opuesta a todas las miserias de la humanidad. Eres todo lo contrario a lo que es el mundo, eres un mar tan puro donde puedo nadar libremente hasta ahogarme en tu eterna y profunda esencia.
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Amor Delirante