Capítulo XX (LVA)

July no cabía de la sorpresa y el terror al escuchar todo eso. El mundo que siempre había deseado no era en realidad como ella lo creía. Sus ojos comenzaron a sangrar y su garganta experimentaba un picor extraño. La ingenuidad y la mentira son elementos indispensables para tolerar la existencia a la que los seres inferiores como los humanos están condenados. Una vez que se han hecho a un lado, una vez que se ha vislumbrado un poco de la verdad, entonces ya nada vuelve a ser lo mismo y se torna imposible sentirse a gusto en un mundo tal. Y así, los días pasan mientras la agonía de existir tan miserablemente conduce solo a tres caminos: la banalidad, la locura o el suicidio.

–¿Tan pronto estás llorando? –mencionó Lamdt–. Tú perdiste la vista porque eres la única que ha visto a Silliphiaal de forma ligeramente clara, por eso tus ojos deben pertenecerle; eso activará su poder y romperá el sello para siempre. Además, en el otro universo, lo que para ustedes sería el pasado, la relación entre tus ojos y Silliphiaal, es de una trascendencia ingente.

–Pero ¿por qué yo? No recuerdo haber visto a esa cosa.

–Claro que lo viste, y eso es porque tus ojos son especiales. Ingenua, no tienes la más mínima idea de lo que has visto, pero yo refrescaré tu memoria.

Lamdt levantó su dedo y en la punta se acumularon Belz para formar una esfera que mostraba a July en un tiempo pasado. De inmediato, la memoria de esta se alborotó. En lo que se alcanzaba a percibir, se observaba una niña saltando en una especie de bosque y, al llegar a cierta parte, descubría a una extraña entidad, la cual era totalmente horripilante y tenía ambos órganos sexuales; de hecho, lo que hacía era copular consigo misma.

–Entonces ¡esa cosa era… Silliphiaal! –exclamó July sobresaltada.

–No justamente, mendiga. Era tan solo la esencia de Silliphiaal, la sombra de la deidad hermafrodita que se preña a sí misma en el centro del Hipermedik. Tú pudiste atisbar lo que ocurría en un universo paralelo, donde a través de una magia muy poderosa se pudo recrear por unos momentos a Silliphiaal.

–Ahora entiendo todo, desde ese día fue cuando mis ojos comenzaron a sangrar y perdí la visión.

–Pero no te sientas mal, ya antes habías tenido un encuentro con Silliphiaal, aunque en otra encarnación. Bueno, me parece que ya saben demasiado, ahora es momento de actuar. Necesito de ti para que la entidad más poderosa en todo el Hipermedik vuelva a reinar, será el renacimiento más espectacular. Esta vez no se salvarán, el único poder que tenían, los llaveros que fueron tan sagrados en ese universo y en este, ya no están. ¡Así que es momento de utilizar sus almas para la gran orgía multidimensional!

Lamdt se aproximó a July y una enorme masa de Belz se movía con él. July estaba indefensa y sus piernas ni siquiera podían moverse, pues todo lo que había escuchado la tenía tremendamente anonadada. Lamdt dejó ver entonces una de sus manos, las cuales eran pálidas y con las venas de fuera. Sus uñas eran necroazules, filosas y babeantes. Así, alzó una de ellas y atacó a July con fiereza Un chorro de sangre brotó y July pegó un enorme grito. ¡Mertin se había interpuesto otra vez!

–¡Mertin, no…! –gritó July con una voz tan tremendamente desgarradora que retumbó en cada recodo de todo del Hipermedik e incluso hizo que Lamdt se desestabilizara levemente–. ¡Eres un tonto! ¿Por qué lo hiciste? Yo era quien debía recibir ese golpe, fui yo quien observó a Silliphiaal, fui yo quien causó tantos problemas. Tal vez si mejor me hubiera suicidado, nada de esto estaría pasando, pero tú tenías que estar ahí, tenías que salvarme y yo lo siento por todo esto. Es mi culpa que esto esté pasando, no tuya.

Lamdt retiró su repugnante mano del pecho de Mertin, había dado directamente en el corazón y también había perforado su alma.

–¡No digas eso, July! Yo fui quien ocasionó mi propia destrucción, y ahora esto es lo que me merezco. Día tras día, acumulaba tanta depresión y tristeza, tanta misantropía y soledad, tantas emociones negativas. Todo ello hizo que Desmetis se desarrollara y que esa conexión con ese universo paralelo llamado la Sociedad Oscura se fortaleciera. De algún modo, tanta inestabilidad hizo que la mezcla de dimensiones perturbara nuestro presente. Tal vez desde un principio yo ya estaba condenado, pero no sabes cuánto me hubiera gustado que tú y yo…

–Suficiente de pláticas mediocres, es hora de terminar con esto y presenciar el resurgimiento de Silliphiaal.

Lamdt se aproximó a July e intentó atacarla nuevamente, solo que Mertin intervino y recibió el golpe nuevamente. Tenía todo el cuerpo y el alma invadidos por una incipiente oscuridad necroazul, pero, aun así, seguía protegiendo a July. Lamdt atacó una y otra vez, pero Mertin no se movía, aunque cada ataque le desgarrara algo más allá de lo físico.

–Ya veo, con que no quieres retroceder. Incluso cuando en este lugar tu cuerpo también sufre al igual que tu alma, te aferras a falsas concepciones.

–¿Qué dices? ¿Mi cuerpo? Entonces todo lo anterior, ¿qué fue? ¿Acaso fue una simple ilusión creada por Desmetis o un contenido de mi consciencia?

–Todo lo anterior existe siempre que el pensamiento mismo lo evoque, no es relevante saber si para los demás es real o no, siempre y cuando tú lo hayas experimentado. No importa si físicamente no lo sientes, el dolor más fuerte y agobiante es el del alma, el cual impacta directamente en tu superalma.

–¿Quién te crees que eres para jugar con la vida de las personas? Nosotros nunca te hemos hecho nada malo, infeliz –sostuvo Mertin.

De pronto, July pudo sentir algo. Era una sensación extraña sobremanera, algo la estaba llamando desde el suelo, pero era imposible, todo estaba totalmente desértico. Súbitamente Lamdt se teletransportó frente a ellos y levantó a Mertin agarrándolo del cuello.

–¡Ya estoy cansado de sus cursilerías! ¡Todos ustedes, los seres humanos, no son más que simples criaturas sentimentalistas! ¡Son basura que para lo único que sirve es para alimentar a los verdaderos amos de los universos paralelos! Ahora mismo acabaré contigo, ya que no quieres rendirte fácilmente, pues entonces adelantaré tu agonía y te desapareceré en la vil nada.

Lamdt comenzó a juntar una gran cantidad de energía necroazul y todos los agujeros que mostraban diferentes realidades, destinos y universos se alborotaron como nunca. Parecían estrellarse unos con otros, diferentes épocas y dimensiones colapsaban en medio de lo absurdo de la existencia. Mertin estaba a punto de ser borrado de la faz de cualquier universo para siempre e iba a ser lanzado a la nada, donde nunca podría reencarnar ni volver a existir jamás.

–Lo lamento, July, este es el fin. Después de todo, no pude cumplir mi promesa, no pude protegerte…

–¡No, por favor! ¡No quiero que desaparezcas!

July pegó otra vez un grito aterrador, el cual aturdió a Lamdt por segunda vez. Luego, golpeó el suelo con su manita, tan solo para experimentar cómo se hundía en esa tierra maldita.

–¿Qué está sucediendo? –exclamó July para sus adentros–, puedo sentir algo aquí abajo, es ese algo que me está llamando. Se siente como un pétalo, se siente como una flor, creo que ya lo tengo.

Así fue como increíblemente July desenterró la Flor de Lilith que seguramente había sido atraída de algún universo paralelo. La cara de Lamdt sufrió un cambio radical, no podía creer lo que estaba aconteciendo.

–Pero ¿cómo es posible que ella haya sido llamada por esa flor? Es más, ¿cómo llegó esa flor aquí? Se supone que debió de haber sido destruida junto con Desmetis.

July acercó la flor a su corazón y, en ese momento, recordó lo que había escuchado: solo funcionará si lo pides de corazón y de la forma más pura posible. Entonces se concentró tanto como pudo, probablemente llegando a la conciencia cósmica por unos momentos, y exclamó:

–¡Quiero ver! ¡Realmente lo deseo con el corazón y del modo más puro! ¡Quiero recuperar la vista! ¡Quiero ver con mis verdaderos ojos!

–July, esa flor no sirve, el viejo mintió cuando lo dijo. En realidad, fue este sujeto el que lo planeó todo. No sirve de nada que pidas algo sinceramente, no funcionará.

–En realidad, no mentí. Lo que trataba de hacer es que llegaran hasta la sección del bardo donde se hallaba esa flor y la arrancaran, pues ese era el sello que liberaría a Silliphiaal, solo que ese sujeto llamado Desmetis se interpuso. Afortunadamente, mi plan se cumplió de manera ligeramente diferente, pero no importa, ahora ya nada más podrá detenerme, y ustedes dos se irán al vacío.

Un ingente portal donde lo único que se observaba era la oscuridad más necroazul surgió, mostrando en su interior la muerte de la superalma. Lamdt estaba a punto de enviar a Mertin por ese pernicioso portal cuando, repentinamente, no pudo moverse más. Una increíble y refulgente luz iluminó todo el lugar, de todas partes del suelo crecieron rosas rojas tan intensas como la sangre. Los portales a las diferentes realidades y universos se estabilizaron, todo se calmó, las Belz se alejaron y Lamdt quedó totalmente inmóvil.

–¿Qué es esto? ¿Por qué? ¿Por qué no puedo moverme? ¿Por qué se siente esta energía tan avasallante? ¿Acaso tú…?

Como pudo, Lamdt dirigió su ominosa mirada hacia July y esta le correspondió. Lo que estaba ocurriendo no tenía precedentes ni explicación, pues, ¿cómo era posible que un miembro de grado 33 de la Orden Grim hubiese sido inmovilizado así por una simple jovencita humana?

–¡Tus ojos, puedes ver! ¡Ahora has recuperado la vista, y toda esta energía tan espléndida y reconfortante es tuya! Pero ¿cómo? Se supone que la Flor de Lilith no es capaz de realizar esa clase de cosas, a menos que la flor que se haya encontrado sea la misma flor de aquella ocasión en la Sociedad Oscura. De todos modos, ella lo ha logrado, hizo que un milagro ocurriera y justamente aquí. Solo no entiendo cómo su poder puede superar al mío, no es posible que un ser como ella rebase mis habilidades, no con su alma actual, ni con la otra. ¡Yo soy uno de los integrantes de la Orden Grim y de los de más alto grado, esto es inadmisible!

Los ojos de July eran los ojos más hermosos que alguna vez hayan podido existir, y también los más raros. El color de sus ojos era púrpura, era demasiado extraño para tratar de explicarlo con simples palabras. Eran los ojos más puros y sinceros, más apolíneos y etéreos, más inmarcesibles e inefables, eran esos ojos que tienen la capacidad de superarlo todo, que inspiran y curan. Eran grandes, pero a la vez delicados. Eran pequeños, pero a la vez ostensibles. Eran los ojos más perfectos que alguna vez existieron, los más cósmicos.

–¡Son esos mismos ojos, tiene los mismos ojos que en ese otro universo! –afirmó Lamdt, sin dar crédito a lo que estaba sucediendo.

July lo ignoró, no quería concentrarse en ese repugnante viejo. Caminó suavemente hacia Mertin y, al tocarlo, la oscuridad necroazul que lo invadía se esfumó. Luego, sus heridas sanaron, tanto física como espiritualmente. Se hallaba libre del poder de Lamdt y lucía recuperado, aunque un poco debilitado aún.

–Mertin, debes saber algo: me importas demasiado, todo lo que te ocurra me es competente. Si tú estás mal, yo también lo estoy. Si tú estás bien, yo soy feliz.

Mertin abrió sus brillantes ojos verdes y, cuando vio los ojos de July, se quedó totalmente patidifuso. Sintió que toda la vida y el alma ardían con un fuego tan intenso como el del amor, ese que tanto había negado durante años.

–¡Lo lograste, July! ¡Puedes ver, y no solo eso, sino que tus ojos son los más increíbles y bellos que existen!

Mertin estaba llorando de felicidad, no podía creer que algo así estuviera ocurriendo. Y, cuando estaba por besar a July en la boca, se abrieron dos portales frente a ellos. Tal parecía que las cosas no eran tan de color de rosa como creían, aún había algo más que les impedía la victoria sobre la tristeza infinita y la oscuridad necroazul.

–¿Por qué aparecieron dos portales ahora?

–No lo sé, simplemente aparecieron de la nada. Mira, parece que en el primero está nuestro universo, ¡por fin podremos regresar a nuestro mundo! Y, en el segundo, percibo algo muy extraño, es como un universo lleno de recuerdos. Parece un lugar feliz, pero hay algo que no me gusta en su interior.

–¿Cómo puedes saber eso, July? ¿Acaso tus ojos pueden ver más allá?

–Ni siquiera yo lo sé con exactitud, son simples corazonadas que tengo, pero podría equivocarme. ¿Por qué no tomamos aquel en donde siento que podemos regresar a nuestro mundo? ¡Es ahora o nunca nuestra oportunidad para volver a casa!

–Está bien, pero…

–¿Por qué dudas? ¿Acaso no quieres volver? Confía en mí, presiento que, si cruzamos el primer portal, todo esto habrá terminado.

–Claro que quiero volver, es solo que ahora que hemos pasado por todo esto, he pensado tantas cosas, y realmente no sé si me gustaría volver a esa dimensión, menos a ese mundo. Quizá podríamos ir a otro universo, donde fuese un mejor lugar para nosotros, donde no hubiera más humanos –expresó Mertin con desconfianza.

–Así es, Mertin –exclamó Lamdt con una voz aún más siniestra y con chorros de ácido necroazul brotando de sus venas–. Debes ir al segundo portal, es un mejor lugar, uno a tu medida. ¿Por qué volver a ese lugar que tanto detestas, a ese mundo humano tan repugnante? Además, ahora ya te he contado toda la verdad acerca del mundo en donde habitabas y al que volverás en breves instantes. ¿Acaso deseas regresar a esa vida tan insulsa, a ese mundo gris y desabrido? ¿Por qué, Mertin? ¿Por qué torturarse así cuando tú odias ese lugar? La verdad es que no tienes por qué volver, no hay ninguna razón.

–¡Cállate, charlatán! ¡No quiero escucharte, solo me confundes! –replicó Mertin.

Su cabeza estaba dando vueltas, todo un remolino de sentimientos y emociones se mezclaban. Quería estar con July, claro que sí, pero no quería volver al mundo humano. ¿Qué hacer entonces? ¿Qué decisión debía tomar? ¿El primer o el segundo portal? ¿Qué sería lo mejor? ¿Podría tolerar más la existencia si July estaba con él en ese mundo que odiaba? ¿Sería eso suficiente? ¿Evitaría aquel amor que un día, hastiado y frustrado, tomase un arma y se volara los sesos? ¿Dónde estaban los respuestas? ¡Qué complicado era todo!

–¡Mertin, no lo escuches! Solamente está tratando de confundirte. ¡Vamos, es hora de irnos, toma mi mano! No importa si es un lugar de muerte y destrucción, nosotros pertenecemos a esa dimensión. Tú sabes que lo que más anhelo es mirar ese mundo con mis propios ojos y ahora puedo ver. Aunque haya cosas terribles y repugnantes, dolor y muerte, aun así, yo quiero volver. Quiero hacerlo porque sé que hay también gente buena y lugares hermosos que quiero contemplar y admirar. El mundo es horrible, pero también hay cosas bellas en él. Sé que vale la pena seguir luchando por aquello que queremos, debemos luchar para salir adelante y jamás renunciar a nuestros sueños. Tengo fe en que algún día las cosas cambiarán, que algún día el mundo será un mejor lugar.

–July, ¿de verdad crees eso? –contestó Mertin, bastante aturdido.

Lamdt sabía que July era inmune a su poder de persuasión, pero Mertin estaba tan indefenso y confundido que era una presa fácil. Todo su dolor, su tristeza, su melancolía, su odio, su rencor, su ira, su misantropía, su nihilismo, su pesimismo, su amargura, su angustia… Todo lo que Mertin era en el interior serviría tan solo para ocasionar su propia destrucción.

–¡Eso es mentira, Mertin! ¡Son solo tonterías de una niña ingenua! –dijo Lamdt, desternillándose y escupiendo cucarachas blancas por la boca–. Las cosas jamás cambiarán, tu mundo está condenado a la perdición y al dominio de la iluminación; no solo tu mundo, tu universo. Los seres humanos viven y gozan matándose unos a otros, torturándose y acabando con todo lo que se les cruza. Yo te entiendo, Mertin, sé de tu dolor. Ahora tienes la oportunidad de ir por el otro portal y experimentar una existencia diferente. Hace unos momentos estuve a punto de matarte, pero ahora estoy inerme, no ganaría nada con mentirte. Deja que July vuelva al mundo humano y tú ve por el otro portal, solo así encontrarás el alivio que nunca has tenido. ¡Yo sé lo que te digo, no seas idiota!

–¡Escúchame, Mertin, por favor! –suplicaba July con lágrimas de sangre– ¡Debes prestarme atención a mí y no a él! Ese sujeto tan solo te está confundiendo, no puedes creerle. Por lo más sagrado que existe, vámonos ahora a casa, es nuestra mejor oportunidad de escapar y de olvidar todo esto.

–¡No, Mertin! Sabes que tengo razón y que ella es solo una niña tonta. Debes enfrentar tu destino, todo esto es tu culpa. Dime, ¿cómo podrías regresar a ese lugar donde Desmetis te parasitó y en donde ocurrieron tantas tragedias para ti? Yo conozco tu pasado, sé lo que te aflige día con día. Sé de tanto sufrimiento, de todos tus traumas. Si tomas el segundo portal, podrás ver a tu padre, a Koko, a Paty, y vivirás por siempre en el periodo más valioso y encantador de tu vida. El tiempo dejará de ser tu enemigo, todo lo que siempre has querido estará ahí para ti, solo tienes que tomar tu decisión.

Mertin se cuestionaba si este realmente era el libre albedrío o alguna treta del destino que aparecía ante él. Tal vez se trataba de algún malvado plan de Lamdt, pero ¿por qué mentiría? Estaba totalmente inmóvil, no había nada que pudiera hacer. Además, no quería regresar al mundo humano, la simple idea le provocaba náuseas.

–Y ¿qué hay de July? ¿Ella puede ir conmigo? ¿Por qué ella debería volver al mundo humano y no cruzar el segundo portal conmigo?

–¡Oh, claro que sí! Ella irá contigo, no cabe duda. Lo que dije hace unos momentos fue porque July quiere volver al mundo humano, pero tú no.

–Pero, si se trata de un momento en mi vida en que aún no la conocía, ¿cómo podrá ella ir conmigo? ¿No alteraría eso el pasado? ¿Cómo podría ella existir en ese universo de felicidad perfecta y eterna?

–No es así, Mertin. Esas paradojas solo existe en las dimensiones inferiores, para ustedes los humanos todo es tan intrincado. La respuesta está en que, ciertamente, no existirían ni el pasado ni el futuro en ese universo paralelo de felicidad eterna y perfecta. Además, el tiempo mismo tampoco existe, ¿acaso ya olvidaste todo lo que te enseñé cuando ibas a visitarme? Son solo creaciones de la conciencia que están limitadas por el campo de acción de tu mente y tu dimensión.

–July, tal vez sería mejor que nos fuésemos a ese universo, que tomáramos el segundo portal. Tú me dijiste que percibías cierta felicidad dentro, ¿por qué no intentarlo?

–No quiero Mertin, ya te dije qué es lo que yo quiero. No me hagas esto por favor, te suplico que regresemos a nuestra dimensión, a nuestro universo, a nuestro mundo, a nuestro hogar. Sé que has vivido momentos difíciles, pero ahora es diferente, yo estaré contigo. Podemos construir y lograr muchas cosas juntos, ¿no lo crees? Él solo te está ofuscando el pensamiento, no caigas en sus juegos mentales.

–Mertin, el portal se puede cerrar en cualquier momento –gritó con desesperación Lamdt, como si realmente estuviera preocupado por la situación–. No prestes atención a esa mujer, yo he visto cosas que ninguno de ustedes podría imaginar en la peor pesadilla o cuento de horror. Ya no vuelvas a ese lugar de miseria y con esa gente que odias, toma el segundo portal, por favor. Todas las personas que quieres están ahí, incluida ella, solo que no se percata. Podrás vivir para siempre en la época que tanto amaste, con los seres que significaban todo para ti, incluyendo a tu hermano que se colgó.

–¿Qué dices? ¿Cómo sabes eso? ¿Volveré a ver a todos, incluido mi padre, mi hermano muerto y July?

–Así es, Mertin. Sé que es la única época en que has sido feliz y te la devolveré, solo ve por ese segundo portal y recupera tus recuerdos. Tu hermano estará ahí y nunca más sentirás esa culpa por lo que pasó en esos momentos.

El tema del hermano colgado de Mertin parecía tener un fuerte efecto en el joven, pues de inmediato todo en él se conmocionó.

–¡Si es así, entonces acepto! Quiero ir por ese portal, siempre y cuando pueda estar con July, con mi padre y con mi hermano.

El enorme poder de persuasión, combinado con la misantropía que Mertin sentía hacia el mundo en que solía vivir, hicieron que cediera ante las trampas de Lamdt. Ya no sabía nada que pudiera hacerse, Mertin estaba hipnotizado.

–¡Vamos, July! ¡Toma mi mano, es hora de ser felices! ¿No es acaso esto lo que siempre deseamos? ¡Es nuestra hora de mandar todo al carajo y besarnos!

Mertin rebozaba de alegría, no se percataba de que estaba siendo víctima de una táctica de manipulación mental. Se acercó a July y le tendió la mano, pero esta no correspondió.

–¿Por qué, Mertin? ¿Por qué crees más en las palabras de ese sujeto que en las mías? ¿Acaso tanto es tu odio hacia la humanidad que ni siquiera te basta que yo esté contigo? ¿Te importa más el mundo que yo? ¿Te importa más el mundo que nuestro amor?

Los ojos de July, bellamente púrpuras, comenzaron a derramar lágrimas de sangre y, en un abrir y cerrar de ojos, la jovencita no pudo más y ocurrió aquel inefable y mágico suceso: sus labios se unieron en un intercambio espiritual único. En ese momento, Mertin pudo desenchufarse del encanto de Lamdt y darse cuenta de que estaba siendo manipulado, aunque, lamentablemente, era ya demasiado tarde. Mertin quiso seguir besando a July, pues lo que experimentaba era algo que jamás había sentido, pero, en ese momento, el poder que mantenía inmóvil a Lamdt sucumbió. Entonces este apareció en medio de los dos locos enamorados y los separó con sus garras necroazules, ocasionándole una fuerte herida espiritual a July. A Mertin, por su parte, lo empujó hacia el segundo portal.

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Libro: Los Vínculos del Alma


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