Y, cuando te vi por primera vez, no pude evitar pensar que finalmente había conocido a una persona cuya locura encajaría perfectamente con la mía y cuyo suicidio podría consumarse al mismo tiempo que el mío.
*
Tú me enloqueces, pues me incitas a delirar con tu boca devorando la mía. Te imagino impregnándome de tu alma hasta el rincón más profundo de mi ser y purificándome de toda la ignominia de este mundo abyecto cuando con la navaja desangras mis muñecas y con tu cuerpo evaporas momentáneamente mi infinita tristeza.
*
Sabía que lo nuestro no funcionaría, que muy pronto colapsaría esta patética fantasía. Pero decidí hacer caso omiso de ello y mentirme tanto como pudiera. ¿Sabes por qué? Porque preferí tenerte solo por efímero tiempo a no tenerte nunca.
*
Estar contigo me embelesa, pues una sola de tus caricias me hace sentir sumamente elevado; tanto que conjeturo, ilusamente, no volver a mi cuerpo jamás mientras consumes mi corazón durante la colisión más espectacular de pensamientos, trastornos y almas. Y es que contigo es natural el deseo de abandonar esta realidad obscena, pues ambos sabemos que la muerte siempre ha sido nuestro verdadero hogar.
*
No era que ya no quisiera estar contigo, era que ya ni siquiera quería estar conmigo. Lo único que quería ya era no estar en ningún lado, en ningún momento, en ningún cuerpo, en ninguna realidad…
*
Lo que admiro de la condición humana es esa facilidad para poder someterse a una existencia tan absurda como esta y encasquetada en una horrible realidad que no podría ser sino el más vomitivo resultado del azar. Quizás esto sea así porque el ser humano ha sido diseñado para sentirse pleno en el más miserable entorno y bajo el influjo de las más nauseabundas creencias.
***
Catarsis de Destrucción
