Los humanos están constantemente tratando de poner orden al caos que invariablemente terminará imperando en sus miserables vidas. ¿No es eso en sí un símbolo perfecto del sinsentido de realizar cualquier acto? ¡Claro que lo es! Pues, incluso si pudiéramos hacer tender el orden a infinito, siempre habría un mínimo de caos que terminaría por propagarse e infestarlo todo.
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Y, de entre todas las cosas de las que no podemos estar seguros, en medio de este pantano de incertidumbre infinita, solamente existe una única cosa de la que sí podemos estar seguros: de que vamos a morir.
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La muerte es lo único que tenemos seguro y es lo único que deberíamos perseguir, pues, hasta donde sabemos, es lo único eterno. No como las cosas de esta vida mundana a las que tan absurdamente nos aferramos y que tan rápidamente se desvanecen.
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Y, para aquellos que desean existir, solo puedo realmente vociferarles una única cosa en la cara: ¡estúpidas marionetas del azar!
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Ya casi se agota la cera de esta vela putrefacta que representa mi vida, ya casi es tiempo de dar el último soplo y permitirme un poco de felicidad y conmiseración entre los dulces brazos del suicidio.
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Desasosiego Existencial
