A veces, me pregunto quién manipula de mejor manera al ser. ¿Las religiones, los gobiernos, las corporaciones, las sectas, los medios, algo no humano? Pero creo que, de estos elementos y demás, hay uno que los engloba y los resume a todos a la perfección: el dinero. Ese es el principal eslabón de la pseudorealidad para mantenernos a todos presos en este sistema de sufrimiento existencial del que únicamente, espero, la muerte puede liberarnos.
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El dinero, desde luego, es el mejor método de manipulación mediática y de control social de las masas. El dinero es, por así decirlo, el punto clave de la pseudorealidad y el factor transversal de la desesperación de existir. Sin él, podría concebirse que la humanidad evolucionara hasta límites insospechados, pero claro que esto es solo una triste quimera, pues las personas que gobiernan este asqueroso sistema saben muy bien lo que hacen y jamás permitirán que una verdadera catarsis existencial ocurra.
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Pasaba los días con la esperanza de poder escapar a algún mundo paralelo o alguna realidad alterna. En fin, que pasara algo nuevo o diferente; algo novedoso dentro de la infame cotidianidad de la especie humana. Pero no, siempre era lo mismo. Siempre las mismas caras, las mismas pláticas, las mismas cosas. ¡Con un demonio, joder! ¿Es que acaso nadie más siente infinitos deseos de volarse los sesos al despertar?
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El sentido de la vida es solamente la muerte y no los disparates que el ser suele inventarse frecuentemente. Si lo pensamos detenidamente, pasamos toda nuestra vida siempre bajo la sombra de la muerte. No importa qué planes se hagan, qué cosas se digan o qué errores se cometan, pues al final sabemos que tan solo una cosa nos espera a todos sin importar sexo, color, edad o clase social: la muerte. Siendo así, me pregunto si existe algo real además de ella.
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En realidad, la única forma de ser uno mismo es estar solo, pues mientras estemos rodeados de personas nos veremos obligados, consciente o inconscientemente, a usar máscaras y a adoptar distintas personalidades con el fin de simpatizar hipócritamente. Ese es el teatro en el que nos hallamos día con día, soportando personas que desearíamos masacrar y tolerando situaciones de las que ya no vemos la manera de cómo poder escapar. Pero eso es la existencia para seres tan patéticos como nosotros: un sacrilegio donde suicidarse es la única opción.
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Desasosiego Existencial
