Desde el interior surgen las garras de los códices enigmáticos
Aullando distorsionan la telepatía con la supremacía del relojero
Violentos arrebatos tergiversan el mensaje dotado de humanidad
Evolucionan, consumen la irrisoria voluntad del títere a su merced
.
Vibran demencialmente y no perdonan la más mínima desobediencia
¿Cómo imponer la percepción propia cuando se está casi muerto?
En sueños los he desollado y en vida han terminado por devorarme
Cuando intentaba pensar en lo que me había convertido solo alucinaba
.
Tontos monos, ellos jamás comprenderían la argucia que los dominaba
Se me ha ocurrido asomar la cabeza en el vacío y vomitar mi naturaleza
Atravesaron el portal y engendraron su rareza para adormecer mi esencia
Así es como escindieron la individualidad y cautivaron mi putrefacta alma
.
Me sentía vivo en aquellos instantes en que no sabía si aún era yo quien existía
Pues por causas desconocidas ya no me reconocía más habitando este cascarón inútil
El cambio atroz y cerval venía desde la inmanencia de la verdadera pertenencia
Visiones de la destrucción en el ocaso dejaban mi consciencia más que inerme
.
Firme en el exterior, pero derrumbándose mi mente cedía ante las sacudidas sombrías
Descubría entonces quién era en realidad yo, qué se parapetaba más allá del dios
Me asustaba y me divertía entrar en la habitación de los cadáveres en descomposición
No tenía alternativa, únicamente aceptar la dualidad que había causado el temblor
.
Era torturado intentando averiguar de dónde brotaban las distintas formas cromáticas
Quién sabe si eran producto de la contaminación externa o solo siluetas de mi dolor
No quería ser un monstruo, solo discernir mi verdadera personalidad sin máscaras
Tal vez era imposible para un adoctrinado mono descifrar el origen de todo el malestar
.
¡Cuánto me fastidiaba verme forzado a existir sin siquiera comprender mi naturaleza!
Ya no soportaba más falacias, añoraba la etérea verdad para morir hasta reencarnar
Lejos de esta realidad nefanda se concentraba la capa de cada ilusión marchitada
Aún no me controlaban por completo, sabía que una ínfima parte en el interior aún era yo
***
Divagando en el Sinsentido