La manera en que aquella noche deslumbraba a los astros se convirtió en su lamento
O, al menos, así podría pensarse cuando se le encontró con las venas cortadas
La sinfonía perfecta la elevó a las cimas de los encantamientos embriagantes
Conforme se precipitaba hacia el vórtice, las horas de infamia más le complacían
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Y lo que comenzó como un juego se transformó en la condena de los desiertos
Pues ni todos los momentos de felicidad podrían haber evitado la traición
Estaba tan cansada de los mismos pretextos, de no sentirse plena en la cama
Solo requería un mínimo de lujuria, sentirse deseada por ese a quien creía amaba
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¡Qué extraño era el resultado, rememorar las ocasiones donde las promesas refulgían!
Y es que era la primera vez que probaba otros labios, que se aferraba a otra piel
Curiosamente, era más fácil y bonito de lo esperado, como liberarse de lo marchitado
Abandonar la prisión y ser libre, aceptar la naturaleza de su intrínseca humanidad
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Fueron los mejores momentos de su existencia, cuando pudo fraguar su esencia
Quién sabe cómo pasó, pero ese otro a ella se acercó y un beso misterioso le robó
Ella, sin saber cómo actuar, no se negó, sino que le facilitó el proceso concupiscente
Olvidó todo lo que sabía, lo que era y había recibido, pues solo quería diversión
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Retiró de sus entrañas todos los poemas de aquel sujeto impotente a quien adoró
De ese loco solitario a quien alguna vez amó, y a quien ahora sabía lastimaría
Sin embargo, ¿qué importaba causar sufrimiento a un corazón tan puro y maltrecho?
Si a costa de ello uno podía sentirse fantásticamente feliz y obtener un goce pleno
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Todavía hubo un instante de titubeo, un parpadeo de negación y tormento
Pero fue ínfimo, pues, sin darse cuenta, ya a otro estaba entregando su cuerpo
Ya fuese el alcohol, la droga o lo trastornada que estaba por no sentirse deseada
Lo que haya sido, se introdujo en su mente y encendió sus anhelos de fornicar
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No le importó siquiera la apariencia de aquel extraño, solo temblaba y disfrutaba
Ambos bebían, se besaban y sus cuerpos rozaban mientras el humo maldito flotaba
Hasta místico y mágico le parecía a la desdichada sentirse bien en otros brazos
Porque, al menos para alguien, podría ser útil, aunque fuese un mero ente sexual
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No le importaba si aquel cerdo depravado solo la utilizaba para satisfacerse
¿Qué más daba ser el instrumento de la destrucción de un poeta loco?
Y es que nada de aquello hubiese pasado si el que amaba le hubiese complacido
Pero el supuesto amor de su vida no se excitaba ni con sus más ardientes gemidos
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Así, aconteció el eclipse de una historia condenada al fracaso desde el comienzo
Ella fue quien sugirió ir a la habitación de aquel extraño para entregársele
Y en aquel manjar de esquizofrenia sexual recibió el néctar en su interior
Fue feliz siendo infiel, y, si se mató, fue por gusto, no por su espiritual traición
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Libro: Triste Insania de Amor y Muerte