¡Qué iluso creer esa ridícula y ominosa frase que dice que “todo estará bien”! ¡Claro que no! ¡Nada está ni estará bien! ¡No lo estará principalmente mientras sigamos vivos! ¡Solo muertos hallaremos consuelo, no antes! ¡Tan solo suicidándonos degustaremos un auténtico y permanente bienestar!
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Si tan solo tuviéramos tiempo para vivir y no solo para sobrevivir, quizás entonces valdría un poco la pena esta absurda experiencia terrenal. Pero no, el holograma está perfectamente diseñado para despojarnos no solo de nuestro tiempo, sino de nuestros ánimos, nuestra alma y cualquier otra cosa que creamos valiosa. La vida en este plano, tal como la conocemos, es solo un aberrante proceso de destrucción interna y espiritual.
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¿Acaso no era completamente normal enloquecer si se pasaba más tiempo del debido en esta execrable y patética realidad? Bueno, supongo que los del manicomio no pensaban lo mismo. Aunque conservo todavía la esperanza de que me dejen en libertad algún día, pues juro que estaba psicótico y no era yo mismo cuando a mi esposa e hijos asesiné. Jamás van a creerme, pero en verdad que ellos jamás podrán comprender mi imperante desasosiego existencial; mismo que me llevó a cometer tan paradójico acto.
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Incluso en la existencia misma está implícita su principal característica: el sinsentido. Pero ahí va el mono parlante, en su incesante necesidad de intentar justificar su miseria e intentar llenar su vacío con cualquier estupidez. Ahí va el repugnante ser de dos patas, como un completo imbécil, a adjudicarle cualquier clase de sentido a una existencia que no solo no lo tiene, sino que nunca podrá tenerlo. ¡Qué lamentable es todo este tragicómico teatro! ¿Por qué no se termina de una buena vez este mundo abyecto?
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En el fondo, no existe nada más masoquista que la existencia humana, pues consiste mayormente de indescriptible sufrimiento, infinita miseria y una incuantificable agonía. Pese a todo, los humanos parecen estar cómodos con esto y, en el colmo de la irrelevancia, se atreven a engendrar nuevas víctimas que pasarán a ser victimarios de un sistema diseñado solo para aniquilar cualquier esperanza.
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La Agonía de Ser
