No existe ninguna certeza en esta ominosa y fatal existencia salvo de una sola cosa: la muerte. Y creo que deberíamos estar agradecidos de ello, pues al menos existe punto final para nuestra irrelevante y execrable esencia.
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Cualquier día, de hecho, es bueno para matarse. Por el contrario, cualquier día será malo para seguir viviendo.
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Tú eres parte de mí, pues simbolizas la más sublime y extraña poesía en mi alma. Lo sé porque el día que te conocí sentí por primera vez, en toda mi miserable existencia, que podía haber algo bueno en mi podrido interior, que no todo estaba perdido y que, si tú estabas conmigo, podía prolongar un poco más mi muerte.
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¿Cómo puedo seguir viviendo si tú ya no estás conmigo? ¿Cómo pretender que todo está bien cuando por dentro estoy más que acabado? Es que simplemente no concibo un escenario tal y prefiero quitarte la vida antes de que tú me la quites a mí con tu dolorosa partida.
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Quiero estar contigo más allá de la vida y de la muerte, más allá del bien y del mal. Quiero estar contigo en un lugar donde no tengamos necesidad de unir nuestros cuerpos para amarnos, donde sean nuestras mentes las que se entrelacen. Quiero estar contigo sin importar si todo lo que somos es solo un patético y humano delirio.
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Manifiesto Pesimista
