Morador de las más desquiciantes colecciones y aficionado de los hierofantes
Un cultivador insaciable de antiguas y poderosas magias cuya devastación ignoraba
Pero persistente en los propósitos sublimes de alcanzar un conocimiento no humano
Un buscador de la verdad sin importar todos los escombros bajo los que yaciera
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Los hambrientos se hacinaban alrededor esperando una muestra de su sabiduría
Mas a todos rechazaba por su asquerosa ansiedad de aquello con tangible valor
Notaba, con una punzante tristeza, que a esta raza solo le interesaba lo banal
Aquellas estrechas mentes y corazones endebles continuaban en lo aborrecible
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Proseguía la inexpugnable tarea de purgar los mundos con la luz suprema
Artista inigualable de pinturas cuyos matices igualaban la perfección del cosmos
Infatigable escritor de versos cuyo resplandor destrozaba las tinieblas mundanas
Músico de melodías idílicas cuyos sonidos desnudaban la siniestra estirpe humana
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No se rindió jamás, ni siquiera cuando el caos suplicó a la muerte para opacarle
Tampoco cuando el tiempo se contrajo en todas las dimensiones para extinguirle
No cedió ante las bestias legendarias que robaron las almas a los monos imberbes
Mucho menos permitió que arrebataran su espíritu los instauradores del nuevo orden
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Solitario y asiduo visitante de las inhóspitas cadenas rocosas del éter insalubre y atroz
Coleccionador de volúmenes extraños cuyas páginas asustaron a los mortales ignorantes
Hermosos hechizos coronaron la única posesión: su mente y su deslumbrante poder
Seres sin alma, ¿por qué ante tal ignominia han sucumbido sin cuestionar ni combatir?
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He visto su martirio y me he asqueado de su existencia trivial y pútrida cual ninguna otra
Socorrería a cualquier insignificante gusano antes de conseguir la restauración de su ciclo
Pues en tan infecta materia han remojado todas sus extremidades con un placer inaudito
La reconstrucción de su mundo sería para él una tragedia en la restauración sublime
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Libro: Irrefrenable Tristeza