El lamento de mi alma fue demasiado fuerte y trágico aquella noche, pues solo entonces entendí que seguir aquí implicaría un incuantificable tropel de sufrimiento sin sentido. ¿Qué hacer ahora, pues? Evidentemente, debía matarme si quería ser congruente conmigo mismo por una vez en la vida, o en la muerte…
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Si tan solo pudieras ver cuánto te amo y todo lo que haría por ti, pero no, tú jamás verás nada en mí digno de ser amado. Aún peor, jamás me verás ni siquiera con rechazo. Por eso, tal vez deba matarte para que así puedas verme un poco, aunque sea ya muerta.
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Si la existencia ya es de por sí algo odiosamente doloroso, miserable y tedioso, el ser humano se ha encargado de potenciar estas y otras tantas infames características al máximo.
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No, la inexistencia absoluta no sería para nada algo indeseable. Incluso, pienso que sería algo demasiado divino para una criatura tan ruin y nefanda como el mono parlante.
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El hecho de que existamos simplemente así nada más, por azar o destino, pero sin opción de no hacerlo, me hace pensar que estamos en una especie de prisión. Es decir, ¿por qué debo existir si no quiero hacerlo? Podría suicidarme y terminar, espero, con todo. Pero eso no cambiaría el hecho de que ya existí sin haberlo deseado. Entonces no dejo de cuestionarme y aterrarme al pensar que existimos por obligación, por capricho divino o, lo más probable, como un muy efectivo método de tortura.
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Es incluso hasta repugnante cómo muchas personas se aferran a la vida sin saber ni siquiera para qué o por qué deben vivir. Lo más curioso es que tampoco cuestionan el porqué de tal aferramiento, sino que simplemente lo aceptan como si fuera un axioma. En sus cabezas no pueden concebir otra cosa que no sea preservar la vida por encima de todo, y tal vez incluso esto esté en nuestro ADN. Aunque, claro está, para nada esto significa que estén en lo correcto. De hecho, tan solo son títeres que siguen patrones impuestos y que jamás, en sus patéticas vidas a las que tanto se ciñen, se han cuestionado lo más mínimo. Así pues, tan solo son viles peones adoctrinados que merecen ser eliminados cuanto antes.
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Manifiesto Pesimista