Pensamientos ES14

Sabía que había llegado el momento de consumar esta agonía extrema cuando, al besarte, solo pude avergonzarme de ser yo al que amaste.

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En las limitadas y atrofiadas elucubraciones que aún mantienen mi cabeza funcionando encontré ese pedazo de emociones lúgubres cuya evocación me hizo recordar lo insuficiente de esta querella contra un mundo al que siempre he sido ajeno.

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Vivía en un continuo estado de repugnancia y hastío, pues el simple hecho de salir a las calles y verme obligado a mezclarme con aquellos blasfemos seres laceraba sobremanera cada espacio de mi ser.

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Mejores tiempos fueron aquellos en los cuales mi ignorancia sofocaba a la razón y la duda, pues entonces, aunque similar al rebaño, aún poseía una mínima argucia que me acercaba a la supuesta felicidad humana. Sin embargo, después de irresolubles conflictos mentales que me han torturado insanamente, sé que toda mi existencia ha sido solo un cruento y pestilente engaño.

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Poco a poco se secó mi corazón y, con él, este amor. Fue trágico comprender, tras haber derrochado infinitas noches de locura y éxtasis, que no podría capturar algo más que tu inmunda forma corporal. Lo que yo anhelaba de ti era esa magia siniestra que me trastornaba cuando me besabas, y es que en tu mirada vislumbraba el sino de todas mis emancipaciones espirituales. Ahora, por lo visto, nos une únicamente aquel impulso ante el que se contamina la mente y el alma.

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Libro: Encanto Suicida


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