El grito que escuché en la voz de los afligidos apesadumbró mi imaginaria mente
Había salido a medianoche, estupefacto, sin deseos de continuar en esta pesadilla
No había decidido todavía la forma, pero sabía que no podía vivir ni un día más
Pues la vida ya no era ni siquiera soportable, solo la creación de un delincuente
.
Lo que me perturbó fue la profundidad con que la entidad perforaba mi vientre
Pensaba ingenuamente que podría resistir un poco, lo suficiente entre los rechazados
Para desengañarme y construir un nido en donde surgieran ángeles de muerte
Yo no era fuerte, me convertí en el títere de un conjunto de destinos olvidados
.
Nada ni nadie me preparó, el suceso en cuestión destrozó cualquier perfección concebida
Tan intrincado me resultó atravesar la telaraña de infamias oponiéndose a mi llegada
Algo me impulsaba a mirar aquel cuerpo, había cierta nostalgia afligiendo mi corazón
El dolor se incrementaba, los entes se desvanecían en las manos de la sombra menguante
.
Contigo siempre fui un niño, entregado totalmente a tu refulgente y excéntrico cariño
Siempre has sido mi amor, la esencia en cuyo esplendor podría balancearme hasta morir
Ahora que todo se ha alejado permaneces tan impertérrita como el paladar del destino
Si pudiera mantenerte dentro por siempre, cobijarme con el calor que tu aura desprende
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¡Quién sabe por qué te recuerdo tanto, ya el tiempo ha hecho de nosotros cadáveres!
Es solo que no consigo olvidar esa manera tan particular en la que envolvías mi dolor
Recostados en el borde del sexto apocalipsis, aguardando la exégesis de la fantasía
Dos afligidos y lacerados amantes que entonaban la sinfonía de su próxima entelequia
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Y todo el amor retornó solo unos segundos, pero lo suficiente para hacerme testigo fiel
En cuanto el silencio en el vínculo fue absoluto, mis labios rozaron la sangre sibilina
Escurriendo de tus ojos y bañando con diamantes las heridas de cada sombrío tropiezo
Me gusta la forma en la que esto se simplifica, eres tan real que tocarte me mortifica
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Ese monstruo hizo de mi mente el punto perfecto para elevarse como una deidad
Tantos crímenes por tan banal momento, por una insulsa muestra de sacrílego talento
Seis sellos pasaron sin que pudiese contemplarlos detenidamente, solo me estremecieron
De nuevo fue el sagrado matiz de tus ojos el que me recordó cómo se sentía estar vivo
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Divagando en el Sinsentido