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Obsesión Homicida 29

Las reglas que se le han impuesto al ser no son las adecuadas para la libertad del espíritu y, por eso, lo mejor que puede hacerse es desobedecerlas una y otra vez; aunque ello implique el rechazo o la muerte. Preferible es matarse antes que someterse al control de algunos cuántos cuyos intereses han atrofiado la razón de los rebaños, convirtiendo a la humanidad en una masa de imbéciles sin remedio que no perciben más allá del dinero y el beneficio propio. O ¿es que la esencia humana en sí misma se compone ya de estas nefandas características?

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Algunas veces mi insania llegaba a apoderarse por completo de mi cabeza y eran entonces esos momentos los más sublimes de mi nauseabunda existencia, pues era cuando menos humano me sentía y cuando más lejos de mi sombra podía disociarme. Luego, por desgracia, volvía a mi estado natural: ese donde ya no soportaba el aburrimiento de mi vida sin ser un asesino serial.

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La impía existencia de las personas no tiene ningún sentido, no va hacia ninguna parte. Lo que me desconcierta es averiguar si su muerte es también sumamente superflua; si igualmente carece de razón y si, como su vida, estará gobernada por la estupidez, el egoísmo y el mal.

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Varias noches de brutal insomnio, una botella que embriaga mi humana percepción y tu inmarcesible recuerdo son todo lo que le queda a este loco, patético y pésimo soñador que aún delira con volver a amarte algún día sea en esta vida o en cualquier otra…

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Mi único error fue haberme obsesionado con lo que jamás podrías darme, haberte idealizado en la manera en que nunca a mí podrías entregarte. Pero tal vez cuando mueras entonces, al fin, pueda cumplir tan voluptuosas y necrófagas pretensiones. Quizás cuando tu alma haya abandonado tu cuerpo pueda finalmente beberme toda tu sangre y esculpir un altar a tu putrefacta carne.

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Si te tuviera a ti, podría, con toda la felicidad humana asequible, destruir sádicamente este ominoso mundo y a sus infames habitantes. Si pudiera recuperar el aliento de vida que impregnaba tu cuerpo ahora descompuesto, tendría la voluntad de acabar con este error de proporciones megalíticas llamado humanidad. Aún no es demasiado tarde para ello, pero antes debo vagar en el inframundo hasta poder devolver a tu cuerpo bello el resplandor que habrá de resucitar tu divina esencia para contemplar el apocalipsis que devastará este infierno.

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Obsesión Homicida


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