E, incluso cuando creemos que alguien es un completo idiota y que no podría serlo más, siempre logra superarse y sorprendernos. De hecho, creo que el mundo está infestado de casos así. Tal vez sea esto parte de la execrable esencia humana, pero es realmente una situación innegable que debemos padecer diariamente y a la que simplemente no quiero acostumbrarme.
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No me deprime la vida, me deprime más bien que aún no haya podido quitármela… Me deprime seguir siendo yo, seguir saliendo a las calles y tener que soportar el tráfico, el sol, a las personas… Me deprime cómo es mi vida y cómo es la existencia en general, siempre con ese matiz de ignominiosa absurdidad que jamás se difumina… Me deprime, en fin, llegar a casa hoy, recostarme sin deseos de despertar y saber que, a pesar de ello, mañana será un día igual de irrelevante y horrible que hoy.
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¿Cómo podría estar bien si sé que sigo vivo y que seguiré así quién sabe cuánto tiempo más? Sobre todo, tolerando las infamias de esta pestilente pseudorealidad y de los horribles y estúpidos seres con los que me veo forzado a convivir día con día. ¡Cómo quisiera aniquilarlos a todos de una buena vez! Y, luego de eso, ¡aniquilarme a mí mismo también! ¡Que todo sucumba ya! ¡Que todo muera con excelso placer! ¡Que jamás vuelva a existir nada ni nadie!
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Lo peor de todo no es en sí la ignorancia que impera en las personas, sino la vomitiva y casi inconcebible manera en la que se aferran y regocijan con ella; es casi como si fuera esto lo que le confiere un falso sentido a su miserable y patética existencia, y tal vez así es.
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Si tan solo fuera posible escapar de esta repugnante dimensión, de los demás y, sobre todo, de mí mismo, entonces quizás podría intentar vivir al menos un día más. Pero no, es ya imposible… Ningún consuelo queda sino el de la sublime muerte que habrá de purificar todas mis agonías, penas y miserias; solo así podré entonces sonreír, puesto que todo lo que siempre me produjo tanto asco y hastío finalmente estará enterrado en la maldita nada y yo no seré sino un recuerdo de algo que nunca debió haber ocurrido.
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El Réquiem del Vacío
