El mayor error que cometemos es suponer que se elige en el amor. Y es que, de hecho, creo que no se elige en casi nada. No elegimos nacer ni tampoco morir, simplemente nos vemos sometidos a una especie de misterioso viaje que se solaza jugando con nuestros patéticos esfuerzos por escapar del caos más absurdo.
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Tal vez éramos dos viajeros con el mismo objetivo, pero con destinos separados. Siempre me pareció que lo nuestro era tan solo pasajero, aún más que la vida. Y, aunque te llegué a amar como jamás creí que amaría a nadie, ahora me veo forzado a olvidarte como nunca imaginé que tendría que olvidar a alguien.
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No te conocí realmente, eso es lo que ahora pienso. Siempre fuiste una entidad extraña para mí, con ese caminar tan libre y ese constante deseo de apartarte que nos distanció. Pero fui feliz contigo, si es que la felicidad es posible en esta realidad. Sé que ya no estaremos juntos jamás, pero debo decirte que jamás olvidaré todo lo que viví a tu lado y que, si pudiera volver atrás en el tiempo, volvería a amarte sin importarme nada, pues, después de ti, nada es exactamente lo que me queda y lo que soy. Y, por ello, la navaja me ayudará a poner fin a mi melancólica agonía precisamente hoy.
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Disfruto tu compañía, pero eso no reafirmará nuestra existencia. Debemos seguir por separado, nuestros caminos tal vez no son concurrentes. Fuimos dos locos enamorados que jugamos a amarnos por un pestañeo, pero que ahora deben pretender que jamás unieron sus bocas ni sus cuerpos en un mágico y único momento. El tiempo, tal vez, nos brindará un somero consuelo, pero absolutamente nada, salvo quizá solo el suicidio, podrá hacerme olvidar el delirante sabor de tus besos.
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Ahora sé que las personas se enamoran y llegan a amar con una fuerza tan increíble que parece no pertenecerles y que, sin embargo, es la más poderosa y pasajera de todas. ¡Qué horrible es enamorarse! Ojalá nunca nos enamoráramos ni sintiéramos el deseo de querer estar con alguien, pues tan solo sufriremos más de lo que ya la existencia nos hace sufrir; tan solo terminaremos más rotos y desesperados que antes.
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Te amé tanto que incluso el brillo de la estrella más reluciente del firmamento se opacaba ante lo que llegué a sentir por ti, pero ahora la más ínfima oscuridad ensombrece el féretro de nuestros fenecidos sentimientos. Hoy te marchas hacia un desconocido más allá lejos de mí y todo lo que fue nuestra tragicómica historia quedará en el más absoluto olvido. Nadie sabrá nunca cuánto te amé ni cuánto te odié, pero ya no importa, porque ¿sabes algo? ¡Esta noche me cuelgo a como dé lugar!
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Amor Delirante