No sé qué me producía más repulsión: la humanidad, el mundo o yo mismo. Como sea, estaba harto de todo, pero tan solo podía poner fin, supuestamente, al último de estos factores repulsivos y eso era lo que me entristecía tanto, pues yo deseaba en verdad acabar también con los dos primeros.
*
Da igual hacer o no algo, pues, de cualquier modo, sabemos que moriremos y eso es ya un fuerte golpe mental. Así pues, en realidad es bastante cierto que tan solo vivimos para morir, y que este ínfimo periodo que vivimos está plagado de un sufrimiento sin sentido y de un hartazgo sin igual. Entonces la pregunta vuelve a ser la misma de siempre: ¿por qué no suicidarse ahora mismo?
*
Y, cuando intenté comenzar a vivir, de inmediato me percaté de lo absurdo de tal acto y de lo indispensable que resultaba matarse cuanto antes.
*
Es normal que las personas vivan (auto)engañadas y que no se cuestionen durante el miserable periodo que existen las creencias e ideologías que les fueron inculcadas desde la infancia. Esto es tan solo una muestra más de la ridiculez que significa existir en un mundo donde desde el comienzo no tenemos libertad de pensamiento y donde los esclavos ni siquiera se cuestionan por accidente el hecho de hallarse en tales condiciones.
*
Lo que las personas comunes llaman felicidad no es más que el resultado de hundirse en la ignorancia más sórdida y en la estupidez más recalcitrante.
***
Desasosiego Existencial
