Interrumpe el triste y anodino intercambio de vacuidad
No me mires hasta que tu humanidad hayas asesinado
Sostén el báculo, aunque derrita tus pútridas entrañas
Abraza la evolución, mi amigo, sé partidario del cambio
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No concibo la oposición que muestran los humanos
El miedo obturó la verdad en sus cabezas inoperantes
Destruir debes, comenzando por ti, para crear lo verdadero
Purifica tu alma vaciando la sangre de tu absurda existencia
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No merecen odio ni amor los que han desechado su espíritu
Vagan errabundos y están tan perdidos en las máscaras del dinero
El vómito secó las hermosas flores de creación que les fueron ofrecidas
Acaba con todo, incluyéndote; usa tus manos para encender la antorcha
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Yo te guiaré, no intentes retroceder; sabes que es lo adecuado, es tu deber
¿Acaso no resultaría horrible permitir la propagación de tal ignominia?
La humanidad es la conclusión de eones transcurridos en la inutilidad
Representa la intrascendencia en el más tragicómico teatro de lo absurdo
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La muerte lo es todo, la deidad excéntrica a la cual debemos retornar para nacer
La vida es la mediocridad de los débiles y depravados asignada a los humanos
Tanto la cuidan, pero la desperdician extraordinariamente cada maldito día
Humanos sin sentido, ¿no pueden hacer algo mejor que fornicar y envilecerse?
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El daño transmutará el sufrimiento y de él nacerá la perfección
Después del exterminio plantaremos el idílico silencio del cambio
No te resistas, usa la sombra de la insatisfacción y fortalécete con rencor
Toma la serpiente negra como espada y recupera la sublimidad desdeñada
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No importa morir, podrás renacer cuantas veces exprimas la fruta
La prohibición ha sido sellada por el canto de la eterna neblina
Aniquílate a ti mismo para recuperar el poder que la vida te arrebató
Reflexiona antes de volver, si podrás en este infierno humano permanecer
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Libro: Último Suspiro
