Te imagino cada sempiterna noche tratando de matar estas ansias
Debo confesar que te miro y provocas que mi corazón ya roto se alborote
Recordar cada momento contigo me hace sentir que aún vivo
Solo tú provocas este deseo fugaz y delirante cada vez que te miro
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Imagino entrar en tu ser y saboreo cada hueso debajo de tu carne
Penetro en la recóndita cueva donde se esconden tu sabiduría y amor
Conecto las piezas sombrías para renovar las fantasías rijosas
Te tomo y me elevo, respondo a tu llamado con ataviado clamor
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Me despegas la piel, tatúas tus destellos espirituales en mí
Jaloneas todo lo que nunca he querido reconocer en la ironía
La angurria que tengo de ti es hasta perniciosa, pero me encanta
No debes moverte así, que muero y eso es todavía mejor
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Hermosa juerga para dos galaxias colapsando en el olvido
Un acicate y el remolino se intensifican sin pudor ni control
Entro por fin, desato la fiera indómita que dormía en ti
Despierta ya la reencarnación oculta que purifica nuestro mar
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Un bacanal de encumbradas e insufladas alucinaciones nos posee
Luctuoso lo que no nos pertenece más allá de esta noche trágica
Pues derrites todo en mí, sin titubeos ni arrebatos te abres sin fin
Casi somos uno con la eternidad, ahora no podemos ya regresar
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Loable el centello de tus miembros plasmados con cada exhalación
Inicuas criaturas buscan entrometerse entre los dos, detener el viaje
Con luz y amor las esparcimos en los sueños que no pueden solaparse
Sin antídotos, así te adoraré siempre, tácita dueña de todos mis venenos
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No discurre ya el tiempo en el último plano, lejos está nuestro amor
No dejes que caiga fuera sin ápice cognoscible, aún podemos respirar
Es esta la unión de todo lo que siempre seremos, de aquí hasta el interior
El resplandor nos alcanza, ahora no despertemos, entreguémonos al dolor
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Para: ella, mi eterno e imposible amor…
Libro: Triste Insania de Amor y Muerte