Todo en ti es un artificio nefando, pues tu inconmensurable belleza es solo comparable a la podredumbre que impera en tu alma. Sin embargo, eso no me importa, pues te amo aun si eso implica mi propia destrucción; de hecho, eso es justo lo que requiero.
*
La corrupción es tu esencia, pues los demonios de tu interior se han apoderado de tu razón y tu existencia es ahora tan solo una pútrida cáscara adornada con un hermoso rostro; uno que no me canso de adorar en cada noche de poéticas caricias endemoniadas.
*
Nada es posible, nada está predestinado, nada estará bien, nada es para ti, nada tiene sentido y, finalmente, nada impide que te mates hoy más allá de tu propio conglomerado de ridículas creencias que te mantienen engañado/protegido del caos existencial más blasfemo.
*
No renuncies a mí que yo no renunciaré a ti sin importar cuán absurdo se torne todo. Tú eres la única luz que aún percibo en esta cueva de sinsentido y aberración, pues sé que dentro de ti se haya algo más allá de lo humano.
*
Dije que lucharía, pero mentí. Perdí la batalla contra mí mismo, que era la más importante. Ahora no queda sino hacer de esta habitación el lugar donde se pudrirá mi cuerpo y donde mi espíritu al fin será libre.
*
Las voces que resonaban demencialmente en mi cabeza no paraban de decir que yo estaba loco, pero yo les decía que ellas estaban paranoicas y que todo estaba bien. Les juraba que aún era dueño de mí mismo, aunque a veces me desconocía cuando me sumergía en aquella tina de sangre helada que edifiqué tras haberte quitado la vida mientras hacíamos el amor.
***
La Agonía de Ser
