Lo que nunca existirá

Amor, que con tus variadas metamorfosis incendias el hielo del corazón

Que rasgas las más lóbregas regiones dentro de los cielos de aspecto multicolor

Que encandilas la percepción de un vicio irrefrenable en la consciencia cósmica

Que vociferas e impones tu voluntad sin importar los deseos del portador

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Quedos sonidos suplican por tu presencia en la desgracia de la razón

Atolondrados apenas se sostienen los imberbes frutos de tu posesión

Amor, que vas y vienes con mayor facilidad que el dinero y el sexo

Que nunca permaneces eternamente, que te marchas sin ningún sentido

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Prismáticas sensaciones despiertas en los nuevos incautos que te saborean

Solo te entregas por unos instantes, pues luego desapareces con astucia

Cautivas y embriagas a los amantes inermes, pero jamás cedes tu corona

Ninguna otra emoción te destrona, eres tú el cáliz de la más amarga derrota

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Amor, que ahuyentas el sufrimiento de un vapuleado trozo de carne muerta

Que haces sentir vivo a aquel poeta suicida en cuyas reminiscencias fulguras

Piensa un poco en tu nostálgico viaje, y dime si parece justa la infame reyerta

En tu nombre se ha embellecido a la muerte y se ha asesinado de manera etérea

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Son tus comisuras sumamente acendradas, más exquisitas que cualquier droga

Los efectos que expandes en las mentes endebles no tienen comparación

Embotas cualquier delirio e inflamas las pasiones de un ser en plena extinción

Amor, que te diviertes manipulando el tiempo y el destino con absoluto antojo

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Aunque es magnificente y espiritual encapsular un poco de ti en el alma

Incomparable resulta el dolor que dejas al abandonar la triste calma

Quisiera que nunca se hubiese inventado algo tan quimérico como tú

Pues así podría haber tolerado la existencia sin desear tu influjo un día más

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Amor, que doblegas con furia los más endurecidos espíritus, que trastornas

Gracias a ti sé cómo debe ser morir mientras tu cuerpo se niega a pudrirse

Amor, que solo te diviertes impregnando de modo ínfimo las vidas humanas

No existirá nunca nada tan sublime como tu llegada, ni tan suicida como tu partida

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Libro: Triste Insania de Amor y Muerte


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Pensamientos ES29

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