,

Romántico Trastorno 42

El mundo ya se debe terminar, de eso sí que estoy brutalmente seguro. No importa qué justificación se dé, es evidente que este conglomerado de miseria y putrefacción no puede continuar así… ¿Cuántas veces nos hemos mentido a nosotros mismos creyendo que todo va a estar bien? El mañana no puede traer sino más angustia y nuevos e inauditos horrores. El ser humano es una criatura ruin y estúpida, esclava de funestas creencias y ansiosa de un poder demasiado efímero. Las posibles virtudes se ven ahogadas ante el ominoso despliegue de contradicciones y miseria infinita que diariamente azotan este infierno terrenal, que aguardan en las sombras para devorar toda posible esperanza. ¡Qué gran tontería pensar que estábamos destinados a algo más o que somos la creación de alguna entidad divina! Somos marionetas abyectas que, en todo caso, sirven solo como grotesco entretenimiento de monstruosidades más allá de nuestra patética imaginación. Ni siquiera sé por qué un mundo como este sigue en pie, acaso solo para continuar con el siniestro proceso de contaminación de almas y el enloquecimiento del espíritu. ¡Oh! Encarnar en esta inmundicia latente debe ser un castigo para algo demasiado grave cometido en un posible más allá… Y, cuando miro a las estrellas, no puedo evitar que una nostalgia sin parangón se apodere de mí; ¡cómo detesto esta existencia en la cual mi corazón se rompe en mil pedazos conforme más el tiempo silencia los ecos del perdón! Si fuera posible escapar, retornar ahora mismo hacia el punto de quiebre; mas no hay posibilidad de que esto sea así. Quisiera poder amar un poco a mis semejantes, pero la verdad es que lo único que me producen es una profunda náusea y un deseo irrefrenable de no volver a relacionarme con nadie jamás… Lo que necesito no es la compañía de más títeres ni las caricias de más mujerzuelas, lo que necesito es largarme de esta dimensión y que todos mis recuerdos aquí desaparezcan durante el proceso.

*

Solo hay una cosa que quiero escuchar antes de morir: los últimos latidos de tu corazón. Sé que fuiste el amor de mi vida, aunque en mi vida no seas sino un recuerdo que me niego a desechar de mi ser. Sí, me niego a olvidarme de ti y me pierdo en dementes ensoñaciones cuando pienso en el sabor de tus místicos labios y en la fragancia de tu sublime hermosura. ¡Oh! ¡Cuántas veces no caí rendido ante tu magnificente silueta! ¡Cuántas veces no volví a hacerte el amor en mi mente al volver loco, solo y ebrio a mi lúgubre habitación! Donde sea que estés ahora, solo espero que seas feliz sin mí. Yo, evidentemente, nunca lo seré sin tus caricias deslizándose sobre mi alma fracturada. Y desde que te fuiste, lo único que quiero es cerrar mis melancólicos ojos e imaginar que tú aún estás aquí; que es tu voz y tu calor los que me acompañan esta noche suicida, y no los de la más recalcitrante soledad. A veces no puedo concebir cuánto daño nos hicimos y, aunque creía amarte, cuánto lastimé tu angelical corazón. Hay cosas por las que jamás podré perdonarme, eso bien lo sé… Y una de ellas, claro está, es el haber rozado tus labios tan solo por unos instantes, pero solo para perderte el resto de la eternidad. Ni siquiera las estrellas podrían consolarme en esta oscuridad perenne, pues tu luz, nuestra luz, se ha esfumado para jamás volver a encenderse ni tan siquiera un poco. ¡Ay! ¿Qué será de mí ahora? Debo ser fuerte, lo sé, mas sin ti me siento como un náufrago cuyo amor no tiene rumbo ni sentido. Sin ti, muy probablemente, mi sonrisa será devorada por la tristeza y mi corazón se marchitará mucho antes de mi indispensable funeral.

*

Parece mentira, pero es tan real: a la humanidad le basta con creer en algo que nunca existió para cegarse y entregarse placenteramente a la banalidad. Aunque creo que es natural, más bien soy yo quien se ha autoengañado terriblemente al esperar algo de una raza tan miserable y abyecta como esta. El mono parlante es una criatura nauseabunda y supersticiosa hasta el extremo, una marioneta de entidades más allá de su limitada imaginación. No es de extrañar, así pues, que aquellos quienes gobiernan esta funesta pseudorealidad y esparcen toda clase de ideologías que los títeres creerán en su imperante e infinita ignorancia. ¿Hasta cuándo proseguirá este ciclo ominoso de adoctrinamiento masivo y lavado de mentes? Creo que nunca conoceremos el final de esta tragedia siniestra, puesto que este mundo y todo lo que lo compone está destinado a la devastación y la intrascendencia. Quizás aquellos que nos crearon sabían ya de antemano que así sería y, por ello, no han hecho acto de presencia ni conciben mínimamente volver aquí. Y puede que entonces seamos una de sus tantas creaciones, ya sea por mero aburrimiento o por horripilante casualidad; lo que es un hecho es que somos una creación fallida y conminada al abismo sempiterno de su irónica inconsciencia. El superhombre ha sido únicamente una alucinación sombría, un delirio de un hombre que no fue capaz de aceptar la putrefacción de su mísera especie. El exterminio de todo lo humano es más que indispensable para que pueda surgir algo parecido a un idilio; algo que nosotros, desde luego, ya no podremos contemplar. Entonces tendremos, quizá, tiempo de sobra para atormentarnos por nuestra insondable inutilidad y por todas las veces en las cuales decidimos, de la manera más torpe, aferrarnos inexplicablemente a cada uno de nuestros patéticos errores. Y, desesperados, nos despedazaremos en cruentos lamentos de amargura que habrán de sellar nuestras tumbas plagadas de náusea, sinsentido y horror existencial.

*

Te esperaré y amaré hasta que el suicidio me arrope con su calidez, hasta que la muerte hunda sus garras en mi alma y hasta que fallezcan en mi interior estos insanos deseos por volver a besar tus delirantes labios.

*

No voy a negar que te amaba, pero también deseaba matarte. Y esa maldita dualidad es la que ahora me tiene besándote mientras me empapo el rostro con tu sangre.

***

Romántico Trastorno


About Arik Eindrok

Deja un comentario

Previous

Obsesión Homicida 59

Amor Delirante 60

Next