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Amor Delirante 50

No voy a negar que te extraño demasiado al despertar y no voy a decir que no me hace falta tu peculiar calor antes de dormir. Mentiría si te dijese que estoy bien y que no me afectó en nada tu partida, pues es obvio que estoy desesperado por recuperarte. Sin embargo, también entiendo que hacia otro cielo tú volaste y que, aunque al mío volvieses, ya nunca por mí enloquecerías del mismo modo en que lo hicimos la noche en que por vez primera tu cuerpo me obsequiaste.

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Nos perdimos para siempre… Tal es el símbolo que tu hermoso rostro y tu mágico corazón han dejado labrado en el destino de mi alma. Y, cuando abandone este mundo malsano, te juro que tú serás la última metáfora que abandonará mi mente, pues nuestro triste amor, aunque se fue al carajo, para mí fue lo mejor que me pudo haber pasado en esta irrelevante y aciaga existencia.

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Al final, lo comprendo perfectamente. Mi marchitado corazón no podría tener lugar en el idílico paisaje que atisbo en tu sublime sonrisa, ni tampoco podría orlar el etéreo arrebol que se parapeta en tus acendrados ojos de matices embriagantes. Tú eres un ser supremo, en tanto que yo soy un simple mortal que vive tan solo para adorarte, amarte y alucinarte sin precaución y sin medida.

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Y es que cuando yo te miro contemplo lo más divino y magnificente que pudiera existir en cualquier universo, la más adorable y perfecta obra de arte que pudiera haber sido pintada, la más elevada y hermosa poesía que pudiera haber sido compuesta. Te miro y enloquezco, ya que eres tú la culminación de todo lo que quiero idolatrar por la eternidad, pero que, amargamente, jamás podré tener ni tocar, sino tan solo imaginar hasta mi sangre en tu nombre derramar.

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Este sufrimiento es por ti, solo por ti. La agonía que ahora envuelve mi alma proviene de una mentira en la cual yo decidí creer, pues evidente era que, aunque yo te miraba como a la única diosa de mi corazón, tú jamás sentiste por mí el más mínimo ápice de amor. Sin embargo, todo es solo mi culpa, puesto que fueron mis propias fantasías las que te hicieron parecer real en una realidad completamente diferente a aquella en la que ahora divago absurdamente.

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Amor Delirante


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