Hoy parece un excelente día para abandonar este funesto y absurdo destino humano
El color de los sentimientos casi se desvanece, la angustia de vivir reaparece
He pasado tardes similares añorando el suicidio con inquieta melancolía y ruin desarmonía
Cuán doloroso resultó este anodino paseo, este juego patético que recorrí sin esmero
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Las voces estallaban en mi cabeza, los zumbidos alteraban la pestilencia de la realidad
Intrascendente fue mi búsqueda por una verdad que apaciguara los demonios blasfemos
Fui un títere de ideales implantados, tan bien diseñados para infectar generaciones enteras
Para yacer más allá de los tiempos encaminando la pureza del espíritu hacia la hoguera
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Con tristeza entendía que no existía una sola razón para vivir, pero infinitas para morir
Todas mis esperanzas convergían en el despojo de los males que ser yo impregnaba
Si tenía aún alma, debía estar mancillada por la miseria de mi carcomido cuenco
Cómo odiaba haber sido un torpe mono parlante, ignorante de la sabiduría menos decadente
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Paulatinamente descubrí las diversas sombras de la falacia suprema en el mundo
Aumentaba la náusea de permanecer entre seres preñados de banalidad eterna
Pobres diablos, era lógico que sus mentes estuviesen tan vacías y sus almas corrompidas
En su estupidez habían creído ser los herederos de la divinidad con su sinsentido inmundo
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Ahora que mi reflejo siniestro se ve arrastrado por los sangrantes colmillos del tiempo
No queda ninguna duda de la incertidumbre y el caos reinantes en la compleja maquinaria
Al fin me he rendido, he aceptado la imposibilidad de alterar la blasfemia
He fingido tanto tiempo, he creído estar vivo, pero el suicidio será la llave para el idilio
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Rodeado por la belleza que jamás tuve tiempo de apreciar, donde jamás reposé
Qué magníficos son todos los seres de este mundo, tan naturalmente cumplen el ciclo
El único error ha sido la propagación de la perfidia humana arruinando lo perfecto
Y, aunque intenté con porfía, nunca hallé el sentido que podría tener tan insana vileza
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La oscura penumbra del sinsentido ha terminado de azotar mi maltrecha esencia
Los lamentos se prolongarán hasta que el triturador haga lo propio con los restos
Al menos esperaré rozar un ínfimo anhelo de la verdad por la cual explota el cielo
Será pronto el instante del quiebre, solo resta suicidarme para olvidar lo más miserable
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Libro: Divagando en el Sinsentido