,

Infinito Malestar 01

¡Qué horrible debe ser para cualquiera seguir existiendo en un mundo como este donde enamorarse es más bien una desventaja! Porque, en efecto, tan tergiversadas están las cosas y las relaciones personales que el hecho de intentar amar a alguien es casi tan lamentable como padecer una enfermedad mental.

*

El ser, ciertamente, está hecho para permanecer en soledad. Por ello, nace y muere en tal estado: solo. Es únicamente nuestra estúpida dependencia y nuestro anhelo por encontrar en otros algo que llene nuestro inmanente vacío existencial lo que nos arrastra, una y otra vez, a las garras de la convivencia y la sociedad. Pero lejos de estas mentiras que nos han contado acerca de que el individuo es un ser sociable por naturaleza, no podemos sino recurrir al aislamiento como única fuente de una auténtica tranquilidad en la vida.

*

Nuevamente volvía a caer… De nuevo me hallaba en aquella taberna de mala muerte, brutalmente ebrio, rodeado de mujerzuelas, borrachos insoportables como yo y también de algunos otros pobres diablos que se morían de hambre. Aquel escenario era espantoso y hermoso al mismo tiempo. La belleza de la decadencia me perturbaba al mismo tiempo que me maravillaba, pues, de algún modo y aunque sabía cuán humano era todo aquello, tenía plena certeza de que yo no pertenecía ahí. Sí, de que había algo en mí más sublime y elevado que toda esa crápula y embriaguez. Y ese algo, tal vez, no era sino mi alma suicida que clamaba por ser libre.

*

Nos rodeamos de personas que no nos importan un carajo y a las que tampoco les interesamos en lo más mínimo, pero es así tan solo porque nos aterra demasiado estar a solas con nosotros mismos, pues bien sabemos que, en tal estado, es probable que nos volvamos locos o nos peguemos un tiro en cualquier momento.

*

Por eso y solo por eso necesitamos a otros: para descargar en ellos todo el odio y la ira que sentimos hacia nosotros mismos y para, asimismo, ser partícipes de su miseria al amalgamarla con la nuestra.

*

Nadie podría nunca entenderme, ni siquiera yo mismo podría. Pero ¿por qué era tan difícil aceptarlo? ¿Por qué había algo en mí que me hacía querer encontrar respuestas? ¿Qué era esa voz que no podía callar sin importar cuánto lo intentase? ¿Qué era esa insalubre desesperación que me taladraba el alma cada noche con infinidad de cuestionamientos de lo más sombrío? ¿Acaso algún día la incertidumbre o la agonía podrían disminuir? ¿Acaso tan solo matándome podría aliviar de manera definitiva tan controvertidos estados de extrema disociación existencial?

***

Infinito Malestar


About Arik Eindrok

Deja un comentario

Previous

El Color de la Nada 10

La Agonía de Ser 28

Next