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La cura

Me visitan otra vez, persisten en sus necios intentos por sofocarme

Al tocarme de ese modo, me trastornan infinitamente la memoria

A divagar de nuevo en el ominoso lodazal que ayer creí dejar atrás

Pero me autoengañé, pues los lamentos del pasado aún me persiguen

.

En la selva de hielo vislumbro algunos conejos de alma azulada

En el blanco de sus corazones se oculta la clave para mi autodestrucción

El dolor no cesa, pues en esta ridícula existencia me quiebro la cabeza

Tortuosos momentos añorando la pérdida de todo lo que soy y seré

.

Los hongos multicolor me muestran una apariencia menos terrenal

Tanto de la realidad como de mi propia humanidad, pero me aterra

Ignoro lo que me farfullan, aunque sé que lo mejor es escucharlos

Se comprimen en formas demasiado grotescas y silban sin cesar

.

A veces son rojos, otras verdes, pero siempre me deslumbra su sabor

El color de sus sonidos pacifica un poco la locura de seguir viviendo

Hay muchas otras formas, casi infinito es su número y su vastedad

Pero no consigo identificar qué son, creo que no son de este mundo

.

La misma oscuridad de siempre se apodera de todos mis esfuerzos

Y la momentánea tranquilidad que creía tener se esfuma tan rápido

He oído que el suicidio es lo mejor en estos casos y así lo quiero

No tiene ningún sentido proseguir con este absurdo teatro carnal

.

El bosque donde penderá mi cuerpo frío lo tengo ahora de frente

Solo debo animarme a cruzarlo y esta pesadilla habrá culminado

La muerte me recogerá entre sus brazos y su calidez me embriagará

La cura para todos los males es tan solo esa: matarse sin dudar

***

Nostálgica Contradicción


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