Según veo las cosas, creo que los conceptos han sido mal entendidos: esta vida es el infierno y el cielo es, indudablemente, la muerte.
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Hace tiempo que perdí la esperanza en la humanidad, en el mundo y en mí mismo. Ya no me interesa hacer nada ni luchar por nada, tan solo sigo existiendo estúpidamente con la única esperanza de que pronto, en verdad muy pronto, tenga el valor para colgarme.
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Y, si esta nauseabunda existencia es, como dicen tantos palurdos, una bendición, ¡no me quiero ni imaginar cómo sería si fuera una maldición!
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Lo mejor que se puede hacer es no hablar con nadie, pues la mayor parte de las personas solo hablan cosas sin sentido e intentarán que pensemos como ellos. Eso, desde luego, nos incluye a nosotros también. Y, por eso, es mejor no hablar con nosotros tampoco.
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¡Oh, existencia infernal y sin sentido! ¿Hasta cuándo continuaré retorciéndome miserablemente en tus absurdas patrañas? ¿Hasta cuándo se dignará la muerte de envolverme entre sus misericordiosos brazos?
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Catarsis de Destrucción
