Envenenamiento
Cuando hacia mí extendías tus brazos para envolverme con ellos, era como si una parte del tiempo pudiera finalmente hacer reposar mi derruido espíritu. Porque cuando sonreías de ese modo no quería que pararas nunca, … Leer más
No hay razones para existir
Cuando hacia mí extendías tus brazos para envolverme con ellos, era como si una parte del tiempo pudiera finalmente hacer reposar mi derruido espíritu. Porque cuando sonreías de ese modo no quería que pararas nunca, … Leer más
Yo, en mi experiencia, adoraba dormir, y detestaba tener que ponerme en marcha, siempre para realizar las mismas acciones. Esto era tan inexplicable, tan absurdo y funesto, que el hecho de observar a los monos … Leer más
Virgil me miraba con cara de espanto, pero, al mismo tiempo, había cierta adoración anómala en sus facciones. Para ella yo era como un dios, incluso más valioso y hermoso que el dios con el … Leer más
Noté que su conducta había cambiado drásticamente, estaba en trance y nada de lo que dijera la haría cambiar de opinión. Yo mismo no terminaba de explicarme y aceptar lo acontecido, pues era inverosímil creer … Leer más
Sabía, en el fondo, que había algo distinto en mí, pese a simular ser como todos ellos: ¿qué era? ¿Cuándo podría entender por qué no podía considerarme tan estúpido y adoctrinado como el resto de … Leer más
Me sentía extraño, pero pude vencer aquellas reflexiones impertinentes y actúe tal y como Lary me lo solicitaba. A mí me encantaba su boca, porque estaba fresca y sus gemidos me prendían mucho, aunque no … Leer más
Me sentía anonadado por una sensación inexplicable. Lary me estrechaba entre sus brazos y creía recordar a Melisa… ¡Sí, eso era! Rememoraba cómo alguna vez llegué a experimentar cosas bonitas, y también volvió a mi … Leer más
Ciertamente, había enloquecido. Me parecía como si todo aquello no fuese sino un sueño. La verdad es que no existía ninguna cosa que probara lo contrario. La vida humana era insulsa y anodina, pero ni … Leer más
Lary me miraba confundida. Estaba borracha, eso era cierto, pero, por instantes, olvidaba que ella era como el resto. ¡Yo también, de hecho! Entonces ¿qué me afectaba? ¡No, yo no! ¿Qué me ocurría? Me hallaba … Leer más
Ese juego me gustaba, pues sabía que ella era una completa imbécil, y que me apreciaba como si yo fuese un dios. Podría hacer cualquier cosa para ganarme su desdicha y, aun así, continuaría teniéndome … Leer más