Obsesión Homicida 30
El obsesivo homicida toca de nuevo las campanas del fuego eterno, mismas que han de reducir al vacío este mundo pestilente de sentimientos ya muertos. La osadía del blasfemo mono ha ofendido a los dioses … Leer más
No hay razones para existir
El obsesivo homicida toca de nuevo las campanas del fuego eterno, mismas que han de reducir al vacío este mundo pestilente de sentimientos ya muertos. La osadía del blasfemo mono ha ofendido a los dioses … Leer más
Quizá los dioses amen a los suicidas, sobre todo a los jóvenes, porque pueden aceptar tan sublimemente la verdad antes de caer en el nefando absurdo de la existencia. Y quizá solo ellos puedan experimentar, … Leer más
El corazón crujió al abrirse el lecho de la vida, sentí el quiebre funesto Divagando y pudriéndome en esta decadencia, olí a la quimera fluorescente Fulminaste mis impulsos con un solo golpe, perdí la consciencia … Leer más
Ni siquiera importa saber quiénes dominan el mundo en realidad, pues es una obviedad que cualquiera en su lugar actuaría de igual manera. El poder, el sexo y el dinero, que son los principales pilares … Leer más
Los sentimientos resultaban fútiles, solo una irrisoria concepción de la absorción magistral del sistema. ¡Qué sospechoso y trivial asunto el de sentir! ¡Qué vagos recuerdos y sensaciones dejaban esos infernales espadazos, tan profundos que lograban … Leer más
El supuesto Klopt miraba a Leiter y palidecía. ¿Por qué? ¿Qué había en aquel joven ojeroso y enfermizo, raquítico y pequeño, cuyos ojos verdes y cabellos negros no conseguía dominar? ¿Era su mirada? ¿Era el … Leer más
La banalidad de este mundo terrenal es la magnífica forma en que el absurdo de la existencia intenta alejarnos del inefable resplandor producido por el encanto de la última verdad a la que puede aspirar … Leer más
Era, desde luego, la verdad; la única y la resplandeciente verdad. ¡Cuántos profanos habían afirmado ser él y cuántos pueblos habían inventado historias bonitas en su nombre! Era, incluso, más poderoso que el falso dios, … Leer más
Y pensar que éramos solamente dos extraños cuyas almas se atraían tanto, pero cuyos caminos tardaron tanto en cruzarse. Ahora que sostengo tu etérea mano lo único que quisiera es recostarme y contemplar cada una … Leer más