Encanto Suicida 43

No sé qué sería mejor: dejar que la humanidad prosiga con su miserable y nauseabunda existencia o exterminarla para hacerle un cumplido a la decencia. * El ser puede ser perfectamente definido como aquella vomitiva … Leer más

Obsesión Homicida 42

Acaso quería suicidarme por las razones más sublimes, tal vez porque me había percatado de mis limitaciones y abundantes defectos como humano; de aquella barrera que, por más que intentase, nunca me permitiría ir más … Leer más

El Halo de la Desesperación 31

Indudablemente, la existencia en general (y más la de la humanidad) ha sido una tragedia de dimensiones estratosféricas. Pero ¿a quién se culpará ahora? ¿Acaso a dios o al diablo? ¿Acaso a seres de otros … Leer más

Encanto Suicida 41

Buscando un inexistente sentido a mi absurda y deplorable existencia humana fue como encontré la oscura entidad reprimida que sollozaba por un ínfimo momento de libertad dentro de mi acongojada alma, misma que me condujo … Leer más

Amor Delirante 41

Nunca he creído en la concordancia ni en la justicia, al menos no en este plano tan inferior; y sigo sin hacerlo. No obstante, imaginar que algún día la realidad será distinta y que en … Leer más

La Execrable Esencia Humana 40

No me importa si me ignoras toda la vida, si te empeñas en lacerar aún más mi agobiado corazón; inflamado por esta fijación siniestra que hacia ti siento y que enloquece mi razón. Debes saber … Leer más

La señal

Y, lo que comenzó como un juego ridículo, terminó convirtiéndose en la máxima señal de autodestrucción; en la infame bofetada que el falso dios arrojó en mi rostro acabado y triste. Ni en los sueños … Leer más

Obsesión Homicida 39

Eso era lo que me siempre atormentaba: que sabía a la perfección lo miserable y fútil que era la vida, lo ridículamente intrascendente de cada acto y lo absurdamente ínfimo de cada momento. No obstante, … Leer más

Oquedad iridiscente

Bestias inmundas cabalgando sobre las más decadentes prostitutas, con alas de ángeles caídos que soplan las trompetas del último aullido. El rojo se intensifica y la sangre no espera, sino que brota por doquier e … Leer más

Tu partida

No podía creerlo, pero tenía que hacerlo; tenía que dejarte ir para siempre. Sí, pues entendía que tú jamás me habías pertenecido y que no buscaría que te quedaras conmigo en contra de tu voluntad. … Leer más