Desolado Matiz

Esa siempre fue la única verdad que concebí en este aburrido accidente

Incidentes sin causa ni motivo aparente desterraron mi imaginación

Sentí no ser yo en infinitas manifestaciones de mi interior atribulado

El camino hacia los marchitados es el que necesito de modo incoherente

Siempre supe, sin embargo, que las excusas terminarían esfumándose

Que los humanos serían más absurdos con cada paso que recorría el maestro

Cuan cerrados estaban sus oídos y cuan gangrenadas sus pringosas mentes

De sus almas no restaba el menor vestigio, pues la pantalla las había absorbido

¿Quién creería en el futuro plagado de humanos violentos y decadentes?

Era esta la solícita inmundicia que se había tragado las almas de los soñadores

Muy pocos recordaban todavía el poder de crear que poseyeron en el preámbulo

Insignificante, blasfemo era existir ante la horda de crédulos y ladrones

Los sonidos espectrales todavía mantenían abierto el ataúd antes del caos total

Una laxitud invadía mis miembros y evitaba siquiera abrir los ojos en el éter luminoso

El coetáneo ser que representaba mis modos en la modernidad estaba asqueado

Mediante exangües intentos me arrastre hacia donde la dama provocaba al acantilado

Deformes perogrulladas se comunicaban entre la cotidianidad de la vida mundana

La yuxtaposición espiritual vendría como producto de una droga inmaculada

Los reductos crujieron para arrojarme lejos de mi propia y desgastada cabeza

Sin ninguna preocupación me proponía al fin a cumplir con mi único objetivo

En los intrascendentes pináculos donde todos se solazaban con la miseria matizada

Hallaba un motivo incorruptible para suplicarle a cualquier deidad que todo terminase

La monada de la muerte me había esculpido para ser su protector ante el sinsentido

Era una guerra de antemano absurda, pero ¿no era así también la vida del humano?

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Libro: Irrefrenable Tristeza


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