El Inefable Grito del Suicidio IX

Así fue como salimos, no sin que antes Isis se sonrojara a tal punto que evitó mirarme durante unos minutos. Una vez fuera tuvimos hambre y decidimos ir a comer algo. Como no conocíamos el … Leer más

El Inefable Grito del Suicidio VII

Justamente cuando el camión se detuvo ante uno de los tantos semáforos, antes de cruzar un río de agua sucia donde podía observarse personas drogándose, la casualidad quiso que viera un anuncio. Al comienzo no … Leer más

El Inefable Grito del Suicidio V

Súbitamente recordé esos momentos en que me sentía aún más asqueroso. La verdad es que se trataba de un secreto, o eso creía. Yo era, ni más ni menos, un adicto a la masturbación. Eso … Leer más

El Inefable Grito del Suicidio IV

Yo escuchaba a Mandreriz atentamente, prestaba especial atención a la forma tan incisiva en que atacaba la supuesta mediocridad del mundo. Me parecía que sus palabras estaban preñadas de una certeza indiscutible, pero que, de … Leer más

El desconocido

Desternillados rostros vagabundean en las calles inherentes y atroces Resoplan los fulgores de extraño y encomiable brillo tétrico, se matan Insufribles laberintos resaltan en la naturaleza anómala y enfermiza Sabía que lo repugnaba, pero lo … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos XXII

El día nimbó, la noche se esparció con calma y el mundo lucía impertérrito. El mal y el bien se anulaban, se extinguían los sentimientos y los amantes ya no copulaban, se asomaba ya una … Leer más

El sinsentido de vivir

Ecos de desperdicios contaminados hiriendo los razonamientos del desatino Pensados para devolver el néctar del intestino cuando lo solicite el decaimiento Perdido en el caos estúpido de la civilización y su asquerosa putrefacción Más días … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos XX

Pero Vivianka, quien había bebido no tan moderadamente como se creía, lo detuvo. Y, aun así, no se podía atribuir su impulso a la embriaguez. Lo tomó del brazo y lo apretujó contra ella, sintiendo … Leer más

Encanto Suicida 20

La fatalidad de existir era lo que no podía evitar por ningún medio; la terrible y absurda guerra que, desde el comienzo, sabía perdida de antemano. Esa era la mayor contradicción: tener que existir sin … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos XVI

Mientras el filósofo prosternado andaba hacia su hogar, rompió en llanto. Sus vívidas memorias sobre ese revolcón con Mindy lo atormentaban, y pensar en Erendy no servía ya de nada, pues todo se había ido … Leer más