Corazones Infieles y Sumisos XVIII

En casa de Erendy, al llegar Alister, se encontró con que ese día se festejaba el cumpleaños de Vivianka. Había adornos por todas partes, la hija predilecta cumplía ya sus 33 años. Qué lejanos eran … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos XVI

Mientras el filósofo prosternado andaba hacia su hogar, rompió en llanto. Sus vívidas memorias sobre ese revolcón con Mindy lo atormentaban, y pensar en Erendy no servía ya de nada, pues todo se había ido … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos XIV

Era rubia, pero sus cabellos eran quebrados y hermosos, muy parecidos a los de Alister, pero menos rizados, y brillaban como el sol. Sus ojos de color esmeralda eran los más refulgentes y penetrantes que … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos XIII

Pasaron los días y llegó el viernes, ese en que las personas se emborrachan inútilmente y los niños intentan ser adultos. La tristeza de los corazones una vez enamorados pendía en el colgante del visitante … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos XI

Alister continuaba endiablado, como absorto, como si su anterior yo hubiese sido reemplazado y diseminado por una entidad sexual incontrolable. Besaba a Cecila con furia, mordía sus labios y sus pezones, le lamía todo el … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos IX

–¿Y por qué no lo invitaste el día de hoy? –preguntó Alister mientras vaciaba el décimo vaso de ron.             –Él es un tipo aburrido. Tú sabes, se la pasa pensando en sus estudios. Está … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos VIII

Todo era extraño para Alister, pues creía que, al final, la existencia era mero azar. Y, de ser así, entonces verdaderamente no había ningún sentido. No obstante, las personas se sentían con el derecho de … Leer más

La Execrable Esencia Humana 19

No quería estar en este mundo y ya tampoco toleraba ser yo mismo. Entonces debía matarme lo más pronto posible, extirpar cada rastro de humanidad que contaminaba mi trágico destino. ¿Qué era yo en realidad: … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos V

El profesor G no supo qué decir, simplemente se limitó a meditar y observar. Para él, realmente el amor era un mero cuento de hadas. En los últimos tiempos se dedicaba a fornicar con prostitutas … Leer más

Corazones Infieles y Sumisos III

Pero ya era demasiado tarde, aquella vieja carroña había destrozado a Mateo y se había enrollado sus intestinos por todo el cuerpo mientras soltaba pavorosos gritos que parecían desgarrar la realidad en que se hallaba. … Leer más